lunes, 29 de octubre de 2018

alabados y alabanzas en naolinco

Alabados: a las 24 horas, a la Santa Misa, a la Festividad de Todos los Santos, al Santo Patrón San Mateo.

Alabanzas: Al padre Miguel Agustín Pro, Al Señor San Cristóbal, A las Animas Benditas, A la virgen de la soledad, A la Virgen de la piedad, Al Santo Niño de Atocha, A Jesús Hostia Santa, A San Mateo, A San Pedro, Al Niño Dios, Al Milagroso Jesús del Santuario de Jalacingo, A Juan Diego, A las Siete Palabras, A Cristo Rey, A la Virgen del Carmen, Al Niño Jesús, Al Padre Darío Acosta Zurita, Al Corazón de Jesús, Al Señor San Miguel, A San Martin de Porres, A nuestro Padre Jesús, Al señor obispo Guízar y Valencia, A La Sagrada Familia, Al Rey de Reyes, Al Señor San José, Al Padre Ambrosio Díaz Gonzáles, Al Señor del Calvario, A la Santa Cruz. Los cánticos religiosos son de poetas vernáculos.

     LA CANTADA El primero de noviembre, alrededor de las ocho de la noche da inicio “la cantada” que consiste en visitar las casas donde se han elaborado los altares y entonar allí los cantos (alabados y alabanzas), creaciones de los habitantes de Naolinco, que son dedicadas a santos, mártires y a personas relacionadas con la religión. Se inicia cuando los grupos se dirigen al cementerio a cantar frente a la tumba de un pariente la primera “cantada” de la noche, luego los participantes se desplazan de casa en casa entonándolos respetuosamente. Como muestra de agradecimiento los dueños de las viviendas ofrecen una copa de vino de fruta y los platillos preparados para la ocasión. Por las calles se cruzan niños, jóvenes y adultos alternando la visita a las diferentes casas. Es un ir y venir que concluye a tempranas horas de la madrugada, ya que es necesario descansar para continuar al día siguiente con la visita al camposanto. 


     VISITA AL CEMENTERIO En vida se ama y en la muerte se recuerda y el dos de noviembre los pobladores de Naolinco se encaminan hacia el cementerio llevando coronas y flores (naturales y artificiales), velas y veladoras que colocan sobre las tumbas, que previamente han sido limpiadas. Familias enteras en las que no faltan los niños desfilan por la puerta principal camino hacia la tumba de sus seres queridos. A mano derecha, ingresando al cementerio se encuentran tumbas y mausoleos de hace más de un siglo, en las que una mano generosa deposita una flor en homenaje a ese personaje anónimo que vivió y contribuyó al desarrollo en Naolinco. Pequeños mausoleos con ángeles hermosamente tallados, en el centro de pequeñísimas capillas abiertas, forman parte de este legado. En la parte más nueva del camposanto, algunas de las tumbas están elaboradas de tal manera que parecen una pequeña habitación. En algunos casos representan una salita con una mesa hermosamente cubierta con manteles tejidos en crochet, en el centro cuelga una cruz y a sus pies la foto del o la fallecida, en algunos esposos. Llena de flores de diferentes colores, la “habitación” invita a detenerse para observar cada detalle. El objetivo de los familiares es crear en este espacio pequeño un sentimiento del estilo hogareño, que posiblemente tuvieron en vida aquellas personas. Sólo la pared del fondo está construida completamente de ladrillo y cemento, las laterales y la del frente tienen amplios ventanales de vidrio, lo que facilita el poder observar cada detalle creado con amor. En otra “habitación” dedicada a un deportista permanece su camisa del equipo de béisbol en el que jugaba. Los bloques “habitacionales” pintados en tonos pasteles y colores fuertes, se ven llenos de flores de diferentes colores, creando un conjunto alegre y nostálgico a la vez. No faltan estudiantes de los centros educativos y culturales, convertidos en hermosas parejas de catrines, vestidos a la usanza del siglo XIX, que se deslizan etéreamente por el cementerio. Tanto niños como adultos buscan el momento para tomarse una fotografía con ellos, que seguramente luego guardarán, como un recuerdo de este día en el que la vida y la muerte se viven casi como una misma realidad.
La noche del primero de noviembre, aproximadamente a partir de las 20:00 hrs da comienzo la tradicional  CANTADA  iniciando en el legendario panteón municipal a partir de lo cual continuar en las casas de las familias Nalinqueñas donde hay ofrendas, y entonar los cantos (Alabados y Alabanzas) compuestos por los habitantes del pueblo dedicados a los santos, mártires, y persona relacionadas de una otra manera con la religión católica.
EN "LA NOCHE DE LA CANTADA ", NAOLINCO se ve materialmente  invadido por cientos de visitantes que  provienen de lugares cercanos al propio estado de Veracruz , así como de muchos lugares del país y algunos del extranjero que , curiosos por participar y conocer tan hermosa festividad , aprovechan la ocasión para fotografiar filmar los altares y desde luego compartir y disfrutar el sabor del pan, los dulces, los vinos y los  tradicionales y variados sabores de los tamales.
Todo esto se  hace después de asistir al cementerio a entonar la  primera "Cantada" de la noche, posterior  grupos de amigos o familiares , acuden  con respeto a los diferentes hogares para seguir cantando y después algunas personas les dan de comer o de beber algo de lo que esta en la ofrenda.
La tradición en Naolinco en cantarle a los muertos, por lo tanto hay que preservar nuestras tradiciones poniendo, tanto naolinqueños como turistas un poco de nuestra parte.   

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