Los dulces: tienen escrito en la
frente el nombre del difunto (o en algunos casos de personas vivas, en forma de
broma modesta que no ofende en particular al aludido), y las consumen parientes
o amigos.
El pan de muerto: es una
representación de la eucaristía, y fue
agregado por los evangelizadores españoles. Es
un panecillo dulce que se hornea en diferentes figuras, desde simples formas
redondas hasta cráneos, adornado con formas de huesos hechas con el mismo pan;
se le espolvorea azúcar y se elabora con anís.
Las flores: Durante el período
del 1 al 2 de noviembre las familias suelen limpiar y decorar las tumbas con coloridas coronas de flores de rosas y
girasoles, entre otras, pero principalmente de cempaxúchitl, las cuales se cree atraen y guían las almas de los
muertos. Casi todos los panteones reciben visita de muchas personas.
La flor de cempaxúchitl: es símbolo del resplandor del sol,
que se consideraba el origen de todo. Sirve de guía a las almas para indicarles
el rumbo por el cual llegar al que fuera su hogar. Cada flor representa una
vida, y en el caso del difunto significa que este aún conserva un lugar dentro
del Todo, y que no ha sido olvidado por sus amigos y familiares. Curiosamente,
en el poblado de Huaquechula, en el estado de Puebla, no se utiliza la flor de
cempaxúchitl, sino que las tumbas se adornan con nube y gladiola.
Retrato de la persona recordada: El retrato del difunto sugiere el
alma que los visitará la noche del 2 de noviembre. Dicha imagen honra la parte
más alta del altar. Se coloca de espaldas y frente a ella se coloca un espejo
para que el difunto solo pueda ver el reflejo de sus deudos y estos vean a su
vez únicamente al difunto.
Doce cirios: Aunque pueden ser
menos, tienen que ser en pares, y preferiblemente de color morado, con coronas
y flores de cera. Los cirios, sobre todo si son morados, son señal de duelo.
Los cuatro cirios en cruz representan los cuatro puntos cardinales, de manera
que el ánima pueda orientarse hasta encontrar su camino y su casa aparte de
agua y sal.
Cruz: Utilizada en la
mayoría de los altares, es un símbolo introducido por los evangelizadores
españoles, con el fin de incorporar el catecismo a una tradición tan arraigada
entre los indígenas, como la veneración de los muertos. Para recordarle su fe,
ya que el Miércoles de Ceniza se
le dice la frase: "Recuerda que polvo eres y en polvo te
convertirás", con lo que se le recuerda que regresa a la tierra de la que
salió. La cruz va en la parte superior del altar a un costado de la imagen del
difunto y esta puede ser de sal, ceniza, tierra o cal.
Papel picado: También se suelen
adornar las ofrendas con papel picado que es una artesanía mexicana que se
elabora con papel de China recortado con figuras de esqueletos y calaveritas,
este es considerado como una representación de la alegría festiva del Día de
Muertos y del viento.
Vara de tejocote: con esa se abrirá
paso el alma que regresa a visitar a sus parientes, por eso no se le deben de
quitar las espinas.
Copal e incienso: El copal es un elemento prehispánico
que limpia y purifica las energías de un lugar, santificando el ambiente.
Agua: El agua tiene gran
importancia ya que, entre otros significados, refleja la pureza del alma, el
cielo continuo de regeneración de la vida y de las siembras y en la ofrenda se
representa con un vaso lleno de agua que sirve para que el espíritu mitigue su
sed después del viaje desde el mundo de los muertos.
Comida: Se coloca el
alimento tradicional o el que era del agrado de los fallecidos se coloca para
que el alma lo disfrute.
Bebidas alcohólicas: Son bebidas que
fueron del gusto del difunto denominados “trago”, generalmente son “caballitos”
de tequila, pulque, cerveza y mezcal.
Muy bien..!
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